Es necesario que la discusión deje atrás las recetas ideologizadas y avance hacia la búsqueda de soluciones prácticas que mejoren la calidad de la enseñanza.LOS RESULTADOS de la prueba Pisa conocidos esta semana sirven para confirmar el diagnóstico que existe desde hace tiempo sobre el estado de la educación escolar en Chile, a la vez que dejan de manifiesto que la discusión pública sobre el tema no atiende los principales problemas en esta materia y ha ido adquiriendo una dirección que aleja al país de soluciones prácticas que podrían ayudar a mejorar la calidad. La prueba Pisa se aplica cada tres años a alumnos de 15 años, quienes son examinados en tres materias: matemáticas, lenguaje y ciencias. Los resultados del test aplicado en 2012 muestran un alza muy leve, la cual ha servido para ubicar a Chile como el país mejor ranqueado en América Latina, aunque todavía lejos del promedio de la Ocde y a enorme distancia de China-Shanghai, que exhibe la performance más elevada a nivel mundial. Cuando se compara el rendimiento de estudiantes de colegios privados y municipales, las diferencias son amplias, mientras que también es posible advertir un estancamiento en el avance general que se venía registrando en la última década. Nada de esto es demasiado novedoso, y más bien corresponde al escenario que ha venido configurándose acerca del estado de la educación chilena, que exhibe progresos, pero que aún no consigue preparar adecuadamente a muchos jóvenes que son incapaces de entender bien lo que leen (un tercio del total) y de realizar operaciones matemáticas que les permitan desenvolverse adecuadamente en el mercado laboral (la mitad del total). Sin embargo, pese a la persistencia en el tiempo de los mismos problemas, el debate público sobre la educación continúa girando en torno a concepciones ideologizadas que apuntan hacia conceptos como la gratuidad o la entrega de un mayor rol al Estado. En cambio, brillan por su ausencia o tienen un espacio secundario en la discusión aquellos aspectos que tienen que ver con lo que sucede en el aula, desde la preparación y evaluación de los profesores hasta los contenidos programáticos a los que se ven expuestos los alumnos. También se pasan por alto elementos centrales que explican el éxito de los países a los cuales les va mejor en la prueba Pisa, como el nivel de exigencia y la responsabilidad que tienen los mismos alumnos y sus familias en el éxito escolar. Todo lo contrario, gana terreno en Chile una cultura que tiende a poner énfasis casi exclusivo en garantizar los derechos de los estudiantes -varios de ellos muy discutibles- y a prestar poca atención a los deberes y el compromiso personal que conlleva la etapa escolar. La posibilidad de mejorar la calidad de la educación y permitir que ésta se convierta en un vehículo de crecimiento personal, movilidad social y aumento de la productividad laboral pasa por crear un sistema que entregue incentivos adecuados a todos los actores del mismo, ponga a disposición del público y las autoridades información fidedigna y útil acerca del rendimiento escolar, arraigue una cultura de permanente evaluación y permita así que las familias elijan de entre una oferta variada el establecimiento al que confiarán la educación de sus hijos. Mientras el debate no aborde de manera central estos temas, será difícil que se produzcan avances significativos y lo más probable es que se pierda un tiempo precioso en discusiones que no conducen a soluciones efectivas.
sábado, 7 de diciembre de 2013
La prueba Pisa y el debate sobre la educación en Chile
LATERCERA.COM
05/12/2013 - 04:00
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